Buen ambiente, con separación de fumadores y no fumadores. Muy rica la cerveza y hay que probar el goulash de ternera (plato típico). De postre: cheesecake. Eso sí, los camareros son muuuy lentos.
Atiguamente el acceso era gratuito, ahora si quieres visitarlo es necesario pagar entrada. Aun así, se trata de una visita curiosa. Está incluida en los dos circuitos del Castillo. Muy bonito.
