Fuimos a probar los postres y nos llevamos una gran decepción con la crema volteada, ya que era una simple leche asada y los precios uff, altísimos. Le queda grande el alta cocina peruana.
Es un restaurant que tiene pinta de picada pero que cobra como si fuera alta cocina. Además, la atención es derechamente mala. No es malo, pero no volvería.